ARTEFACTUM

TEMPUS TRANSIT GELIDUM

Canciones del Invierno y la Primavera medieval

 

Invierno
Gloria in Cielo / LC, 20
Stella Nova / LC, 21
Atan gran poder / CSM, 332
Ben como punna o demo / CSM, 336
De la crudele morte / LC, 24
Iesucristo glorioso / LC, 27


Primavera
A l’antrada del temps clar / Anónimo / canción de trovador
Tempus transit gelidum / CB, 153
Tant m’abellis / Berenguer de Palau (?-1241)
Curritur ad vocem / CB, 47a
Clauso Chronos / CB, 73

 

LC / Laudario de Cortona / siglo XIII

CSM / Cantiga Santa María / Alfonso X El Sabio

CB / Carmina Burana

 

FORMACIÓN

Octeto vocal / instrumental

NOTAS AL PROGRAMA

Tempus transit gelidum es un programa que nos invita a un cálido recorrido musical que comienza, por muy paradójico que parezca, con una serie de composiciones relacionadas con una época y un talante del año, a priori, tan gélido como el invernal. A diferencia de esa extendida idea que nos representa al medievo como un tiempo donde el gris domina al color, la austeridad a la exuberancia y el dolor al placer, Artefactum pretende demostrarnos que otra visión, tan válida y, quizás, más auténtica que las anteriores, es posible.

Así, partiendo de un periodo, climatológicamente hablando, tan recurrente al recogimiento, al infortunio, a la dureza, al frío… como el invernal, Artefactum nos plantea un primer acercamiento a este tiempo desde unas piezas que nos transmiten una energía cuasi primaveral. Una primavera que, de hecho, irá apareciendo, poco a poco, a lo largo del desarrollo del concierto.


El grupo plantea dos partes bien diferenciadas.


La primera está centrada en el poco conocido Laudario de Cortona, un códice perteneciente a la Fraternitá de Santa María delle Laude de la iglesia de San Francesco de Cortona, en Italia, en el que se glosa la figura de Cristo desde su nacimiento, hasta su muerte y posterior resurrección. Así, a través de alguna de las piezas seleccionadas de este Laudario, el grupo contextualiza parte del concierto con la especial época litúrgica que antecede a la cuaresma.

Estamos así ante una serie de piezas generadas básicamente en torno al mes de Diciembre, un mes sagrado en gran parte de las creencias paganas europeas. Una época del año – solsticio de invierno – plena de festividades que, aunque conservando sus raíces paganas, poco a poco fue vinculándose con el calendario cristiano.


En la segunda parte, Artefactum nos remite y nos coloca en parámetros musicales donde la primavera, la naturaleza y el amor aparecen de una manera contundente a través de canciones, en este caso, ya profanas.

El grupo saluda y se impregna de la recién llegada nueva estación a través de canciones anónimas y de trovadores, y de varias piezas del códice del Carmina Burana, una de las cuales precisamente da título genérico al programa y viene a sintetizar la idea que Artefactum plantea en esta programa.

El Laudario di Cortona es un manuscrito italiano copiado en el último tercio del siglo XIII y recuperado seis siglos después de un estado de absoluto abandono. Se trata del más antiguo documento italiano en incluir música en lengua vernácula. El manuscrito contiene en concreto 66 laude, de las cuales 44 tienen música, aunque en fecha más tardía se le añadió un nuevo cuadernillo con otros dos laudes musicadas. Las primeras dieciséis laudes de la colección tienen carácter mariano, mientras el resto siguen el calendario litúrgico. Se trata de pequeñas piezas monódicas, de ritmos regulares y contaminadas tanto por el universo del canto popular como de las melodías trovadorescas. La tradición de la lauda se mantuvo viva en Italia hasta el siglo XIX.

Las Cantigas de Santa María están también emparentadas con el amor cortés que cantaban los trovadores, pues el mismo Alfonso X gustaba de llamarse trovador de Santa María. Se conservan en cuatro volúmenes que en realidad pertenecen a tres manuscritos diferentes, uno de los cuales (el que se custodia en la Biblioteca de El Escorial) está ricamente iluminado. El conjunto está formado por 420 piezas distintas escritas en diferentes etapas en honor a la Virgen y distribuidas básicamente en dos grupos: las cantigas de loor, cánticos de alabanza; y las de miragre, de estructura narrativa. Culmen de la lírica monódica medieval española, las cantigas están escritas en galaico-portugués.


Muy relacionado también con el repertorio monódico de trovadores, troveros, laude y cantigas está el manuscrito de los famosos Carmina Burana, hallado a principios del siglo XIX en el monasterio de Beuren. El códice recoge 300 rimas escritas en su mayoría en latín (aunque no con metro clásico), si bien también hay algunas en francés antiguo y un dialecto del germano antiguo medio. Escritas hacia 1230, son en su mayor parte canciones satíricas, amorosas o dedicadas a los placeres mundanos (bebida, comida, juego, sexo), aunque no faltaban piezas morales e incluso de carácter devoto. El repertorio (cuyo textos usaría ya en el siglo XX Carl Orff para su famosa cantata escénica que ayudó a darlo a conocer) se relaciona con el mundo de los goliardos, clérigos de vida irregular y errante, que en España eran conocidos como sopistas.

 

 

 


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