EL IMPERIO DE LOS SENTIDOS

Eros y Psique

Mitología, danza y música italiana del XVII



NOTAS AL PROGRAMA

En una ciudad había un Rey y una Reina que tenían 3 hijas. Psique era la más hermosa de las 3 hermanas. Su hermosura sobresalía del resto de cualquier ser mortal. La belleza de Psique era tal que no podría describirse ni ponderarse con la pobreza del idioma del hombre. Gente de todos los lugares recorrían largas distancias para acercarse a ella y admirar a “la prueba más perfecta y acabada de la especie”. Damigella, tutta bella.

Tal era su belleza que llegaba incluso a ser objeto de culto y veneración, comparándola con la mismísima Afrodita y provocando una disminución en el culto a ésta. Este hecho no pasará desapercibido a la diosa, la cual, herida en su orgullo y presa de los celos no tardará en descargar su ira contra Psique. Cosi mi disprezzate.

Afrodita, siempre severa en los castigos para quien ponga en peligro su liderazgo sobre la belleza, se encolerizó y ordenó a su hijo Eros, el dios del Amor, que provocara en Psique el más abrasador de los amores por el último de los hombres, aquel a quien la fortuna le haya golpeado en su dignidad, en su patrimonio y en su integridad tan humillantemente, que no se pueda encontrar en el mundo un desecho semejante. La diosa, a través del oráculo de Apolo de Mileto, hizo saber al Rey que debía llevar a su hija al monte y abandonarla allí para que Afrodita pudiera cumplir su venganza. El Rey no tuvo otra alternativa que cumplir con la voluntad de los dioses y entre llantos y lamentos llevó a Psique al monte. Ojos, pues me desdeñais.

Eros fue al monte dispuesto a lanzar sus flechas, esos dardos de amor que él utilizaba de manera tan eficaz para despertar el amor súbito tanto en mortales como en dioses, y cumplir el mandato de su madre. Pero el dios Eros, cuando vio a la muchacha, quedó tan impresionado por su belleza que tropezó y se pinchó con una de sus propias flechas. Así fue como Eros se enamoró de la persona que su madre le había mandado castigar. Toccata Arpegiatta. Non si scherzi con Amore.

Mientras, Psique, ajena a todo lo que estaba aconteciendo, esperaba resignada en su roca solitaria la ejecución del oráculo cuando, de repente, se sintió suavemente elevada por los vientos, el Céfiro (viento del Oeste y uno de los más fieles mensajeros de los dioses) la condujo hasta un hermoso prado florido en el que se levantaba un maravilloso palacio dorado que la llevaron a un magnífico palacio. Cuando cayó la noche y Psique estaba a punto de dormirse, un misterioso ser la abrazó en la oscuridad, explicándole que él era el esposo para el cual estaba destinada. Ella no conseguía ver sus rasgos, pero su voz era dulce y su conversación llena de ternura. Su matrimonio se consumó, pero antes de que volviera la aurora, el extraño visitante desapareció, haciéndole prometedor primero a Psique que jamás intentaría ver su rostro. Amanti, io vi so die. Novello Cupido.

Psique no estaba descontenta con su nueva vida. No le faltaba de nada excepto su encantador esposo, que sólo iba a visitarla en la oscuridad de la noche. Su felicidad hubiera continuado así si sus dos hermanas –que estaban devoradas por la envidia- no hubieran sembrado en su corazón las semillas de la sospecha, diciéndole que su esposo debía ser un horrible monstruo. Una noche, Psique, a pesar de su promesa, se levantó de la cama que compartía con su esposo, con disimulo encendió una lámpara y la sostuvo encima del misterioso rostro. En vez de un espantoso monstruo, contempló al joven más hermoso del mundo –el propio Eros-. A los pies de la cama estaban su arco y sus flechas. En su conmoción y su gozo, Psique tropezó y se pinchó con una de las flechas, y por eso acabó por enamorarse profundamente del joven dios. Pero su movimiento hizo que una gota de aceite caliente cayera sobre el hombre desnudo del dios. El se despertó enseguida, regañó a Psique por su falta de palabra e inmediatamente desapareció. Per un bacio.

Psique se encontró nuevamente en la roca donde sus padres la habían dejado. Los jardines y el palacio dorado habían desaparecido. Triste y desconsolada se dedicó a recorrer el mundo en busca de su esposo. Si dolce é il tormento. Chi mi dará piu pace. De che parlerá piu.

Eros se encontraba recluido en el palacio de su madre, pero protegía invisiblemente a su amada. Psique, además, se veía obligada a realizar pruebas y trabajos desagradables, duros y difíciles, impuestos por Afrodita para humillarla y para que su belleza disminuyera con el esfuerzo físico. Pero la afortunada princesa siempre contó con la ayuda anónima de Eros, que comprendió la fatal curiosidad de su esposa y voló al Olimpo para rogarle a Zeus que le permitiese vivir con ella. Zeus tuvo piedad de Psique. No sólo la perdonó, sino que le hizo beber néctar y comer ambrosia en presencia de los dioses, convirtiéndola en inmortal y en el mismo Olimpo se celebraron las bodas sagradas de Psique y Eros; se reunieron para siempre el amor y el alma. Quel sguardo sdegnosetto.

 


PROGRAMA

Damigella, tutta bella / Stefano Landi (1590-1639)

Cosi mi disprezzate / Girolamo Frescobaldi (1583-1643)

Toccata ArpegiattaJ. H. Kapsberger (1575-1661)

Non si scherzi con Amore Stefano Landi (1590-1639)

Amanti, io vi so die Benedetto Ferrari

Novello Cupido / Biaggio Marini (1587-1663)

Per un bacioBarbara Strozzi (1619-1677)

Si dolce é il tormento Claudio Monteverdi (1567-1643)

Chi mi dará piu pace / Tromboncino

De che parlerá piu / M. Cara

Quel sguardo sdegnosetto / C. Monteverdi (1567-1643)

 


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