MARIANGELES IGLESIAS

PROGRAMA CHOPIN

 

Sonata op. 4 nº 1 en do menor / F. Chopin                                           

Allegro maestoso

Menuetto. Allegretto

Larghetto

Finale. Presto

 

Sonata op. 58 nº 3 en si menor / Chopin                                         

Allegro maestoso

Scherzo. Molto vivace

Largo

Finale. Presto non tanto

     

 

NOTAS AL PROGRAMA

Sin lugar a dudas Frederic Chopin es el poeta del piano.

Ya con Beethoven el piano ocupa un lugar hegemónico como rey de los instrumentos, pero con Chopin alcanza la poesía.

Chopin nace en Polonia en 1810, diecisiete años antes de la muerte del genio de Bonn, por lo que ya estaban establecidos completamente los parámetros de la Forma Musical en su momento histórico, y desde pequeño recibió ellos en su temprana instrucción al punto de que el esquema “clásico” está presente en toda su obra, hasta en los ejemplos más innovadores como es el caso de las baladas.

Chopin incursionó en todos los géneros posibles para el piano. Su catálogo abarca un universo de obras para piano (preludios, valses, mazurcas, polonesas, impromptus, nocturnos, estudios, etc.), de grandes piezas como sus dos conciertos para piano y orquesta y obras complejas y originales como sus cuatro scherzos y sus cuatro baladas, y también sus cuatro sonatas, tres para piano solo y una última para violoncello y piano. 

Ya se ha escrito mucho sobre este singular romántico. Las referencias dejadas por Franz Liszt, por el insigne español Jesús Bal y Gay y por los musicólogos polacos actuales, son más que suficientes para enjuiciar la genialidad y trascendencia de Frederic Chopin y su obra en torno a sus contemporáneos y para las futuras generaciones.

Hay tres aspectos importantes a tener en cuenta a la hora de analizar y juzgar la obra de Chopin:

El gran virtuoso del piano, el profundo conocedor de la forma clásica y el innovador. Estos tres aspectos están presentes y juntos siempre. 

La primera sonata opus 4 escrita en 1828  fue editada póstumamente en 1851; es la menos interpretada a pesar de sus grandes valores pianísticos y creativos. La segunda sonata opus 35 en si bemol menor es tal vez la más tocada y ha sido considerada una obra revolucionaria en todos los aspectos. La tercera sonata es un monumento de construcción inigualable.

 

La Sonata no. 1 opus 4 en do menor consta de cuatro movimientos.

El primer movimiento Allegro Maestoso está escrito dentro del marco de la forma sonata, pero carece del bitematismo usual en la forma clásica pues el tema principal lo absorbe todo. Una breve introducción conduce a la exposición de la primera y única idea, de la cual se derivan todas las frases y motivos. El desarrollo transcurre dentro de un mundo de secuencias del motivo principal, jugando con los consecuentes cambios armónicos a través de un sólido uso de la polifonía, que motivan el virtuosismo en grado sumo, con el uso de las dobles notas especialmente. Antes del puente anticipador de la recapitulación Chopin coloca una frase, reposo de la arrolladora avalancha de octavas,  de gran deleite que a pesar de su carácter secundario se convierte en trascendente por su importancia expresiva. El movimiento concluye con una clara recapitulación en el tono principal.

El segundo movimiento es aún el Menuetto a la usanza clásica pero con una incursión mayor en las posibilidades del piano. La parte central, Trío, es como una pequeña mazurca que evoca los aires nativos del compositor.

El tercer movimiento Larghetto resulta totalmente novedoso. En el inusual compás de 5/4 Chopin expone un bello tema cantabile. Con una belleza poética inusitada el autor quiebra las reglas de la métrica y solamente la melodía, en perfecta conjunción con el ritmo, nos canta un inagotable discurso que transcurre dentro de la total libertad característica del “rubato” chopiniano.

El cuarto movimiento Finale-Presto, es el más complejo. Es un rondó sonata en su fórmula beethoveniana ABACABA. La C, episodio central o desarrollo, aparece como la sección más amplia y elaborada. Es un magistral coral en sol menor donde el autor coloca “apasionadamente” y su descanso fugaz en Re Mayor resulta una jugada de engaño al estilo de Bach tan admirado por el joven compositor. El movimiento polifónico en la mano izquierda nos retorna al presto inicial para desarrollar ricamente la nueva idea en conjunción con motivos de las ideas principal y secundaria inicialmente expuestas. La recapitulación aparece con la clara presencia de la primera idea A en do menor con pequeñas variantes en el ritmo; le sucede B (idea secundaria) como en la exposición. El diseño armónico conduce a la sección C esta vez en re menor (dominante de sol menor) pero sin abandonar su carácter de Finale. El movimiento concluye rotundamente con una imponente y brillante coda en el tono principal de la sonata.

A pesar de su juventud, Chopin nos entregó con esta primera sonata con su titánica fuerza expresiva y genial equilibrio estructural, una obra innovadora que merece ocupar un importante lugar dentro del repertorio pianístico romántico al igual que la opus 35 y la opus 58.

 

La tercera sonata opus 58 en si menor compuesta en 1844 nos muestra al Chopin maduro, adulto en la creación. Es una obra donde el análisis sólo se puede expresar con una palabra: Perfección.

El primer movimiento Allegro Maestoso, forma sonata, expone dos claras ideas temáticas, sólo que la segunda, en lugar de constituir el tema “secundario”, es el eje expresivo de todo el movimiento. Prácticamente la primera idea en si menor con su carácter anacrúsico, sus acordes que preguntan, sus escalas que ascienden y su ritmo cambiante, sólo constituye una preparación a modo de gran cadenza para la entrada avasalladora de la segunda idea en su tono relativo y brillante de Re Mayor. El desarrollo abusa de la primera idea con pequeños destellos de un motivo de la segunda, para recapitular totalmente con la segunda idea explosiva y magistralmente.

El segundo movimiento es ya Scherzo, como en la sonata en si bemol menor. La primera parte presenta en pequeño todas las dificultades técnicas de la forma “scherzo” chopiniana y se convierte en un momento de gran dificultad pianística con el fugaz movimiento de la mano derecha, los encuentros siempre a contratiempo de la izquierda, además de los acentos rítmicos, todo lo cual nos conduce a una casi absoluta libertad métrica. El trío reposa en un evocador coral.

El tercer movimiento Largo constituye una de las páginas más hermosas e inspiradas en la obra del maestro polaco. Es una forma canción ternaria. Su pequeña introducción en destacado ritmo, con fuertes acordes, nos llama a detenernos y escuchar. La primera idea en Si Mayor es una melodía de extraordinaria belleza, una más entre las tantas originales e inigualables del repertorio chopiniano. Al igual que Mozart, Chopin poseía el don de la melodía, las melodías le surgían a borbotones. En la parte central la armonía y el contrapunto se abrazan; el movimiento armónico se convierte en canto de la mano del contrapunto; esta parte central tiene como eje tonal la subdominante del tono principal (Mi Mayor). El movimiento recapitula brevemente con la vuelta al tema principal en Si Mayor haciendo la coda con el recuerdo y añoranza del motivo principal de la parte central.

En el cuarto movimiento (Finale-Presto non tanto) ocho compases introductorios con base en la dominante del tono principal de si menor en movimientos cromáticos en la mano izquierda a modo de notas de paso, conducen al acorde a su posición de séptima de dominante constituyendo  una gran pregunta enmarcada como un signo de interrogación con la corona o calderón colocado en su cabeza. Y comienza un claro rondó sonata con dos ideas, principal y secundaria. En tanto la primera idea a modo de estribillo siempre se mantiene en el tono eje de la sonata, si menor, la segunda idea o episodio siempre aparece en modo mayor (primero Si Mayor, después en Mi bemol Mayor – haciendo su habitual uso de la enarmonía - y por último recapitulando brillantemente en Si Mayor). Son dos temas contrastantes donde el virtuosismo reina absolutamente. En el primer tema la melodía escondida entre acordes disueltos  tiene que ser rescatada con la más pura técnica. En el segundo tema las filigranas veloces parecen aleatorias cascadas aunque esto constituye una vana ilusión ante la exigencia del más celoso orden, impuesta por la armonía en sus portentosos acordes.

  

Elena Herrera

 

 


 

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